Ya era hora. Cuando la calor aprieta los grillos volvemos a amenizar las noches de verano, esas del sueño.
Después de un año de abandono espero ser más fiel a este cuaderno y emborronarlo más a menudo.
Por ahora sólo añadir una foto de mi último viaje del que, después de un mes, todavía estoy asentando las sensaciones y las emociones. Cuba y sus gentes son maravillosas.
No sé bien de qué va la cosa: intereses económicos, ecología, arte, participación ciudadana...
Gallardón a vuelto a montar un escándalo sin querer ante su jefa, la Presidenta de la Comunidad de Madrid. Y, a todo esto, la baronesita de los ascensores que quiere encadenarse a un árbol para que no lo talen. Es un árbol en pleno centro de Madrid, si fuera en la dehesa extremeña ya veríamos.
En fin, no entiendo nada más que Greenpeace deberá plantearse hacer miembro honorario a la nobleza (baronesa Thyssen, duquesa de Alba, condes, duques y otros perejiles...) porque desde luego, su poder de convocatoria queda demostrado que es enorme.
A Bill Gates le conceden el “Premio Príncipe de Asturias” de Cooperación Internacional. El Jurado ha alabado su generosidad.
Me quedo sin palabras.
Después del homenaje de la Junta de Andalucía a la Duquesa de Alba nombrándola Hija Predilecta y este Premio a Mr. Gates; expectante estoy a ver qué pasa con los Nobel.
Oigo la noticia en una emisora de radio esta mañana y me vengo a ampliarla en la red. Ha llegado la moda de la purificación física del cuerpo al mismo tiempo que el alma trasciende a estados hasta ahora inalcanzables. Se trata del fasting, término que hasta hace poco se parecía, en el mundo católico, a aquello del "ayuno y abstinencia"; o sea, no comer, ayunar hasta que el cuerpo aguante a base de escasos zumos e infusiones controladas. En esa emisora entrevistan a algunos/as asiduos/as a esta práctica que además de alabar el magnífico estado en quedaban los intestinos, reconocen que se lo plantean como un reto a sí mismos, algo así como otro deporte de riesgo pero sin salir de casa.
Me parece estupendo si así se encuentran a gusto; lo que me llama más la atención es que esto que por sentido común debería suponer un ahorro, es todo un negocio porque a quien le ha dado por practicarlo es a la clase alta-alta, es decir, ni siquiera media-alta.
Y yo que creí que esto iba a tener algo que ver con los pobres-pobres, pues no, lo de Africa sigue siendo lo de siempre: Hambre, para vergüenza del primer mundo.
Un año más, el día 8 de marzo festejamos a bombo y platillo el Día de la Mujer. En los Colegios e Institutos se programan y llevan a cabo actividades que ponen de manifiesto la necesidad de continuar luchando por un trato no discriminatorio hacia las mujeres. La raiz de estas actividades debe ser evidente: sólo desde el ámbito educativo es posible iniciar los cambios sociales necesarios, modificar actitudes e implantar modos de sentir, que destierren las desigualdades en contra del género femenino.
Sin embargo, hablando de este ámbito educativo, se me ocurren, al menos dos puntualizaciones que hacer: en primer lugar, no podemos pensar que la acción de la escuela puede bastar para llevar a cabo esos cambios en las actitudes y las conductas; se hace imprescindible entender la educación como una tarea inexcusable también para las familias y la sociedad en general, y en estos entornos es, al menos, discutible que exista la voluntad necesaria para promocionar esas otras formas de pensar y actuar.
De todas formas, no vamos a quedarnos otra vez en echar balones fuera de la escuela; tendríamos que reflexionar, en segundo lugar, sobre la sensibilización y la predisposición que pueda existir entre los/as profesionales de la educación. Al fin y al cabo, quienes nos dedicamos a la docencia también arrastramos las secuelas de una educación que tradicionalmente ha tenido (y aún tiene) como finalidad esencial la perpetuación del orden establecido. Con esta historia es difícil pretender que nuestra profesión sea la que ponga las bases de la igualdad de géneros.
Además de celebrar el "8 de marzo" en los colegios e institutos, deberíamos establecer unos mecanismos de "formación permanente" encaminados a esa necesaria sensibilización ante la discriminación de las mujeres, y los necesarios cambios de actitud en los/as maestros y maestras, profesores y profesoras.
¿Podría ser esta, una de las tareas a realizar por los/as "Responsables de Coeducación", designados por la Junta de Andalucía?
Las Medallas de Andalucía y las "Paternidades predilectas" que la Junta concede con ocasión del 28-F vienen a ser, cada año, como una búsqueda entre la población andaluza, de merecedoras de alguna distinción. Y debe ser que cada año esa búsqueda se hace más infructuosa porque nos venimos encontrando con algunas sorpresas.
Este año ha sido declarada Hija Predilecta, La Duquesa de Alba; la Junta de Andalucía ejerciendo de Salsa Rosa y distinguiendo a quien durante tantos años ha vivido de su madre adoptiva...
Nos quejamos de que nuestros hijos e hijas no se emancipan hasta bien pasada su juventud, pero la Junta, reconoce a quien más tiempo lleva vivendo a costa de su "madre": Doña Cayetana; ochenta años ejerciendo su profesión heredada. Y eso que ya es grande (de España)
Ya tengo una blog.
Esto, que parece ser una experiencia extrasensorial, lo más en la Red, comienza como la tarea de un curso de formación.
No sé bien si tendrá acogida por parte de alguien en esto de la Blogosfera; ni siquiera puedo aventurar si alguien recalará por aquí en sus andaduras por la Web; de todas formas, aunque sólo sea para consuelo propio y descarga mental, seguiré escribiendo aquí cuando me vaya apeteciendo.